Este cifrado utiliza un cifrado por sustitución, en donde cada letra es remplazada por otra que se encuentre a N posiciones de distancia. Por poner un ejemplo, si se rota 1 vez, los resultados son:
Cadena original: parzibyte
Cadena rotada: qbsajczuf
La sustitución se hace hacia la derecha. La p se convierte en q, la a en b y así sucesivamente. Para decodificar se rota hacia la izquierda con el mismo número de rotaciones; la q se convierte en p, la b en a y así hasta terminar.
Puedes leer más en la wikipedia, pero en resumen, Julio César lo usaba rotando 3 veces las letras. Se supone que en aquellos tiempos poca gente sabía leer, y la que sabía leer no se imaginaba cómo hacer el criptoanálisis.
Está bien que el gran Julio César haya usado este cifrado para comunicarse, pero nunca lo uses si no es por diversión o educación. Este cifrado se puede romper fácilmente, su explicación y uso son simplemente educativos.
Esto es debido a que sólo hay 26 posibles rotaciones. Si tienes un mensaje, puedes primero probar rotando 1 letra, luego 2, y así hasta 26. En una de esas obtendrás un mensaje legible.
Primero suponemos que todo el alfabeto son números. Que la a es 1, la b es 2 y así sucesivamente.
Curiosamente el código ASCII está distribuido de tal manera que las letras del alfabeto están juntas. Por ejemplo, la a
es 97, la b
es 98 y así.
Gracias a eso, podemos sumar las rotaciones y luego restar 97, porque 97 es el inicio del alfabeto. Igualmente pasa con las minúsculas, la A comienza en 65.
Sumamos a las letras el número de rotaciones y listo.
Ahora restamos el número de rotaciones.
Si a la z
le sumamos algo, se convierte en otra cosa que no es una letra. Por eso es que debemos resetear nuestro “contador” si llegamos al límite. Esto es fácil gracias a las matemáticas.
Por ejemplo, la z es 26 (en el alfabeto inglés, supongamos que la ñ no existe). Si la rotamos dos veces, obtenemos 28, número que no corresponde a nada en el alfabeto.
Pero ohh, si sacamos el módulo de la suma al ser dividida entre 26, obtenemos esto:
28 % 26 = 2
La letra en la posición 2 es la B, y la rotación está bien sin importar si nos pasamos o no.
También funciona para letras normales que no pasan el límite, por ejemplo, la letra A
(que es el 1, y si la rotamos se convierte en 3) funciona así:
3 % 26 = 3
Y en la posición 3 tenemos a C, con una rotación correcta.
Gracias a las matemáticas podemos operar sin complicaciones y sin importar el número de rotaciones.
Si nos encontramos un espacio, un punto, una coma o cualquier cosa que no sea una letra del alfabeto, entonces la dejamos intacta.
Lo que tenemos que hacer son esas operaciones con cada letra, y hacerlas a partir de 65
y 97
en caso de que sean mayúsculas o minúsculas respectivamente.
Hay otros detalles, por ejemplo, si el carácter no es una letra, lo mantenemos intacto.
Pronto traeré ejemplos del algoritmo de cifrado César en varios lenguajes de programación.
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